Valoro el entorno y las relaciones humanas del colegio
“En el año 1976 finalicé la Primaria en el Instituto Ballester y luego cursé el 1° Año del Bachillerato Bilingüe de la Secundaria. Como me había decidido a seguir estudiando Técnica Electrónica, terminé la Secundaria recibiéndome en el año 1982 en el Colegio Hölters”.
“Perdí a mi vieja en el año 1969. Yo estaba en el Kindergarten. Todo lo que faltaba en casa, lo absorbí en el colegio. Tengo una relación muy fuerte y particular con mis amigos de la Primaria. Es muy especial y sólida. Por ello, valoro el entorno y las relaciones humanas del colegio. La Secundaria fue para mí diferente: hice amigos por afinidad, por el fútbol y otros deportes. Pero el cariño que siento por mis amistades de la Primaria va más allá. Desde lo abstracto es la misma calidez, pero diferente”.
Herbert Ditsch es ingeniero electrónico, egresado de la Universidad de Buenos Aires. Trabajó los primeros años en una imprenta familiar, que creó junto a sus dos hermanos, también egresados del IB: Helmut y Harald. Como anécdota, allí llegó a imprimir nuestro anuario escolar Schulfenster.
Su trayectoria profesional ha sido muy diversa. “Mi rumbo fue encarar la vida en serio. Tenemos el estilo alemán muy marcado: lo que hagas, hacelo, pero bien”. A Herbert siempre le fascinó el mundo de las máquinas, su pasión. Y siempre quiso darle ese plus para hacer bien las cosas. Así fue como su empresa gráfica fue abriéndose camino en un mercado muy competitivo.
En el año 2002, la imprenta familiar Druck quedó a cargo de su hermano Harald. Herbert se dedicó a la administración del viñedo en Las Colonias de Montecaseros, San Martín, Provincia de Mendoza. “Ese sitio ha sido el lugar de vacaciones de la familia. Mi papá había comprado el terreno en 1970 junto con un amigo mendocino. Es un lugar mágico y solitario. Tenemos la última finca, al lado del monte nativo. Una zona desértica a 60 km de Mendoza capital. Hay muy poca densidad de población y eso se respira en el aire. Ya en esa época, el lugar era fantástico para nosotros –los tres hermanos–, un paraíso para disfrutar. Nos encantaba hacer caminatas y perdernos en el desierto mendocino…”.
“La incorporación al proyecto vitivinícola de Helmut fue fundamental para darle un perfil artístico al emprendimiento. Nada se hace sin su mirada. Desde la estética exterior, hasta la estética de los sabores y colores. Él ha sido un pintor de gran éxito en la historia del arte argentino, y como tal aporta detalles fundamentales a la hora de definir nuestros productos. De chico ya mostró sus cualidades artísticas autodidactas. En la escuela hacíamos confundir a los maestros y profesores, ya que Helmut era el que resolvía todas las tareas donde había que hacer algún dibujo. Pensaban que todos los hermanos Ditsch eran buenos dibujando…”, recuerda risueño Herbert.
Como consecuencia de no haber encontrado posibilidades de superación en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, Helmut viajó a Austria y se presentó en la Akademie der bildenden Künste de Viena. Allí entró en la cátedra de Realismo, donde solo hay posibilidades de acceso para cinco estudiantes por año, y se presentan de todo el mundo. Su calificación fue la más alta y, durante toda su carrera de estudiante, obtuvo cuanta distinción se otorgara en la Academia. Se recibió con el título de Magister. Su carrera artística se coronó por primera vez en 1999, cuando un proyecto suyo fue elegido para la creación de una obra de arte monumental, que compraría el National Bank.
De esta manera, “Helmut ingresó al selecto mundo de intelectuales prominentes y abrió su propia brecha en el arte, después de obtener el contrato de realización de La Cordillera, por parte del National Bank de Austria. Esta obra lo catapultó a la esfera de las obras de arte de inversión. Helmut realizó sus producciones según su propia temática. La cualidad más destacada de su obra es que dialoga directamente con el espectador. A diferencia de las obras de arte especulativo, en que siempre se necesita un intérprete que explique al espectador lo que el artista quiso decir”.
En el año 2001, Helmut fue invitado a presentar sus cuadros en el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires. Se expusieron sus temáticas habituales: el Perito Moreno, los Hielos Eternos y la Puna de Atacama. La muestra fue un éxito total, con la visita de más de 100.000 personas. Helmut se convirtió en la punta de lanza del realismo a nivel mundial y desarrolló desde esta temática un programa de fomento para jóvenes artistas, para que puedan abrirse camino también hacia el éxito comercial.
“Volviendo a la vitivinicultura y a nuestro proyecto, un detalle de nuestra filosofía de vida es que no buscamos un fin comercial en las cosas que hacemos; el éxito comercial debe ser la consecuencia de hacer bien las cosas, y no su fin. Esto es factible gracias a un trabajo en equipo muy humano. Todos los empleados forman parte del proyecto empresarial en el viñedo y, por lo tanto, participan de las utilidades de la firma. Somos socios. Se trata de un concepto filosófico, sentirse parte de la compañía. Estamos muy conformes con nuestra actividad”.Herbert explica que ha sido un largo proceso llegar a este punto. En el año 2002 –en plena crisis económica–, cuando tomó la finca en sus manos, estudió mucho para asimilar la materia. Se contactó con un ingeniero agrónomo y analizaron juntos el terreno. Fundamental también fue conocer bien la vid y su naturaleza. Siempre con el objetivo bien claro, que era y es obtener la mejor expresión de la naturaleza convertida en una buena uva, materia prima fundamental para que se puedan crear excelentes vinos.
“Recuerdo que me hice cargo del viñedo en un momento muy difícil de nuestra patria. Y nuestro viñedo no estaba ajeno a la crisis que vivimos en todo el país. Metafóricamente puedo decir que me hice cargo de un barco sin timonel, a la deriva, en una colosal tormenta y haciendo agua por todos lados. Por suerte cuando uno tiene el objetivo claro y la firme decisión de llevarlo a cabo, el panorama se simplifica a pesar de todo”.Hoy, cuarenta años después de la fundación del viñedo, los hermanos Ditsch pueden estar muy orgullosos de sus buenos vinos. “Como no podía ser de otra manera, llevan el nombre de HELMUT DITSCH, y tenemos en el mercado un excelente Malbec Reserva 2007, un Bonarda Reserva 2008 y un cuveé de 5 varietales. La modalidad de comercialización es la venta a domicilio, con el objetivo de que el consumidor acceda a la mejor relación precio calidad. Quizá sea un camino más largo, pero de mayor satisfacción”. Se puede visitar el sitio web www.hdwines.com y enviar un correo electrónico a la casilla info@hdwines.com para cualquier consulta.