Reunión festejos 50 Años egresados del Instituto Ballester

Esto que estamos viviendo es una maravilla y para los que somos creyentes, un regalo de Dios que nos permite, después de 50 años, estar aquí tantos compañeros juntos, abrazándonos y comprobando que ese ser que nos quedó en el recuerdo, y digo ser, está intacto. Ya pudimos ver que el tiempo nos agregó canas, arrugas, pancitas, peladitas, etc, pero hoy venimos a mirar los ojos de los que fueron nuestros camaradas de la adolescencia, donde se refleja el verdadero ser. Nada de ese ser profundo ha cambiado aunque miles de circunstancias lo hayan rozado y , por eso es tan sencillo este reencuentro y a la vez tan intenso el sentimiento que nos provoca.

Cada grupo de personas tiene sus códigos y sus formas de expresarse para mantenerse unidos. El nuestro, hablo de las chicas del Magisterio, fue un grupo que se expresaba con tanta alegría y volumen que en 5to Año nos mudaron del 1er piso que compartíamos con la Primaria al 2do, donde estaban las otras aulas de la Secundaria. Se acuerdan? En los recreos cantábamos, bailábamos, nos reíamos mucho, éramos muy ruidosas, pero a la vez, estudiosas, buena gente, buenas compañeras y amigas, tanto que al final de 5to Año no podíamos consolarnos por tener que separarnos. Y los bachilleres, si habrán hecho doler la cabeza al Gaita, a Hachazo, a la Pinzo, pero todos tan buenos  muchachos y chicas, de enorme simpatía, infaltables en los asaltos, los cumples, los pin nics.

Cada generación puede vanagloriarse de algo, pero la nuestra, la de los 60 fue especial, fue visagra, la que cambió tanto la cultura, la vida de los jóvenes y los liberó de muchos prejuicios y mandatos. Un mínimo repaso de esto  comenzando por lo más superficial. Fuimos los primeros en escuchar y bailar el rock, nada menos! Los primeros que informalizamos la ropa, estrenamos los vaqueros, bueno, los jeans y las remeras coloridas  y las chicas nos animamos a las minis y luego a los pantalones, para no sacárnoslos más. Fue la primera generación cuyas chicas se dieron el permiso de hacer vacaciones solas, sin los papis y la primera que permitió que ellas pudieran estudiar lo que eligieran y trabajar al mismo tiempo y cuando fueron madres se las arreglaron con todo, trabajo afuera y adentro del hogar, educar a los hijos y seguir perfeccionándose para ser reconocidas por sus pares masculinos. Esto  parece hoy tan normal, pero fuimos las primeras en probarlo y sin claudicar remamos y aquí estamos, espléndidas. Y los muchachos, cuánto tuvieron que aprender al lado de estas mujeres. Fueron los primeros que se arremangaron para cocinar, hacer tareas del hogar y cuidar a los hijos. O no? Algunos de los que están acá acaso se hicieron  los osos?

Y también fue la generación que quedó truncada viendo desaparecer y emigrar a familiares y amigos.

Varios de los que están aquí aplicaron el dicho “el que quiere a sus hijos los deja ir al mundo” y así les abrimos las alas y se fueron solitos a buscar su futuro a miles de kilometros y tuvimos que aprender con urgencia, de grandecitos, las nuevas tecnologías para comunicarnos con ellos a diario y ver como crecen los nietos a través de una pantalla. Y es la generación que ahora, casi pisando los 70, siente que aún tiene mucha energía para cumplir con las asignaturas pendientes.

Por todo esto es que necesitábamos un reencuentro largo, para contarnos que fue de nuestras vidas en tantos años. Hoy empezamos a escucharnos y continuaremos mañana.

En los últimos cuatro años fuimos varios, a veces doce, otras dieciseis o más los que disfrutamos de reencuentros y en el ultimo, el año pasado, Rudy propuso conformar una comisión para organizar los festejos de estos 50 años y en forma autoritaria nombró a Gustavo Balestrini como el presidente, para quien pido un caluroso aplauso pues cumplió con el mandato sin ponerse límites, a pesar de los momentos muy difíciles que tuvo que soportar. Gracias Gusti, especialmente en nombre de los otros siete de la Comisión.

Pido un aplauso muy fuerte para los que se dejaron entusiasmar con nuestra propuesta y viajaron desde lejos. Gracias Vickie, Any, Cristel, Arvids, Carlota.

Gracias a todos los de Baires que desde diferentes barrios se acercaron a nuestro colegio en este suburbano Ballester.

Y pido un fuerte, emocionado aplauso para los que compartieron tantas horas felices en aquellos años y que desde algún lugar nos estarán mirando. Gracias Mónica, Kuki, Ema, Germán por habernos dejado inolvidables y hermosos recuerdos.

Y por último pido un aplauso y un enorme gracias para Martín Lange, que fuera el corazón y el motor en los primeros años de esta institución que supo educarnos en valores y que con su incansable espíritu, fuertes convicciones y visión de futuro lograra justo, en el año 1963, el de nuestro egreso, el reconocimiento de este Colegio por parte del Gobierno Alemán, que se transformó en la donación del capital para la construcción de este inmenso edificio al cual entre tantos miles de alumnos, tuvieron el privilegio de concurrir también los hijos de varios de nosotros.

Agradezco en nombre de todos a la actual Comisión Directiva que nos permitió convocarnos en este espacio, a los miembros del Centro de Ex alumnos por los presentes recibidos y en especial a Marianne Kramer que  colaboró en la organización.

Brindemos ahora por la salud de todos, por los que estamos hoy aquí, por los que quisieron pero no pudieron llegar y también por los que esta vez no se propusieron venir , deseando que este reencuentro se repita en los próximos muchos años que aún tenemos por delante.

Salud!